Son muchas las respuestas. Mas nadie puede comprobar concluyentemente que su respuesta sea la correcta. Tú aceptas la respuesta del ateo o del hindú por fe, como las respuestas del cristiano.

La respuesta de que tú eres un animal altamente desarrollado, quien se encuentra aquí por una mera casualidad y que todo se acaba con la muerte, consuela; te da la libertad de comportarte como bien te parece.

Sin embargo, sabes que eso no es la verdad, hay evidencias de un mundo espiritual aunque no se puede medir científicamente. Tienes una conciencia, tienes un sentir del bien y del mal, buscas en un tiempo difícil a un poder superior.

Considera, pues, las respuestas de la Biblia. Estas respuestas son tan fuera de lo común que ningún hombre las podía haber ideado; ellas no exaltan al hombre, antes son ridículas y duras para aceptar.

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